Notas de Elena | Lunes 5 de octubre del 2020 | La niñez de Jesús | Escuela Sabática

Lunes 5 de octubre: La niñez de Jesús
La importancia y las oportunidades de la vida del hogar resaltan en la vida de Jesús. El que vino del cielo para ser nuestro ejemplo y maestro pasó treinta años formando parte de una familia en Nazaret. Poco dice la Biblia acerca de esos treinta años. Durante ellos no hubo milagros notables que llamaran la atención del pueblo. No hubo muchedumbres que siguieran con ansia los pasos del Señor o que prestaran oídos a sus palabras. Y no obstante, durante todos esos años el Señor desempeñaba su misión divina. Vivía como uno de nosotros, compartiendo la vida del hogar a cuya disciplina se sometía, cumpliendo los deberes domésticos y cargando con su parte de responsabilidad. Al amparo del humilde hogar, participando de las experiencias de nuestra suerte común, «Jesús crecía en sabiduría, y en edad, y en gracia para con Dios y los hombres». Lucas 2:52 (El ministerio de curación, p. 269).
Era natural que los padres de Jesús le considerasen como su propio hijo. Él estaba diariamente con ellos; en muchos respectos su vida era igual a la de los otros niños, y les era difícil comprender que era el Hijo de Dios. Corrían el peligro de no apreciar la bendición que se les concedía con la presencia del Redentor del mundo. El pesar de verse separados de él, y el suave reproche que sus palabras implicaban, estaban destinados a hacerles ver el carácter sagrado de su cometido.
En la respuesta que dio a su madre, Jesús demostró por primera vez que comprendía su relación con Dios. Antes de su nacimiento, el ángel había dicho a María: «Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará el Señor Dios el trono de David su padre: y reinará en la casa de Jacob por siempre». Lucas 1:32. María había ponderado estas palabras en su corazón; sin embargo, aunque creía que su hijo había de ser el Mesías de Israel, no comprendía su misión. En esta ocasión, no entendió sus palabras; pero sabía que había negado que fuera hijo de José y se había declarado Hijo de Dios (El Deseado de todas las gentes, p. 61).
La vida de Cristo estaba señalada por el respeto y el amor hacia su madre. María creía en su corazón que el santo niño nacido de ella era el Mesías prometido desde hacía tanto tiempo; y, sin embargo, no se atrevía a expresar su fe. Durante toda su vida terrenal compartió sus sufrimientos. Presenció con pesar las pruebas a él impuestas en su niñez y juventud. Por justificar lo que ella sabía ser correcto en su conducta, ella misma se veía en situaciones penosas. Consideraba que las relaciones del hogar y el tierno cuidado de la madre sobre sus hijos eran de vital importancia en la formación del carácter (El Deseado de todas las gentes, p. 69).
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NOTAS DE ELENA G. DE WHITE
ESCUELA SABÁTICA
Lecciones de Escuela Sabática para Adultos
Lección 2: Para el 10 de Octubre de 2020
LA FAMILIA
Cuarto Trimestre 2020
LA EDUCACIÓN
4to. Trimestre 2020



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