Lección 4 | Sábado 20 de abril 2019 | Esperanza en medio de la soledad | Escuela Sabática Jóvenes

CUÁNDO ESTAMOS SOLOS
«Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él’ (Gén. 2.18, RVR).

SÁBADO 20 DE ABRIL
ESPERANZA EN MEDIO DE LA SOLEDAD
Introducción: Sal. 72:12; Juan 16:32
Imagina que tu amigo te invitó a una reunión una tarde en su casa. Te hizo saber que no conocerás a nadie salvo a ese amigo. A pesar de eso, asistes al evento. Cuando llegas, ves a tu amigo conversando con otros invitados. Él se dirige a ti y te promete pasar tiempo contigo en cinco minutos. Cinco minutos se vuelven diez. Diez minutos se vuelven una hora. Luego de un par de horas, el evento termina.
Ya sea que seas introvertido, extrovertido o que estés en algún nivel intermedio, lo más probable es que sientas algún nivel de soledad en una situación así. A lo largo de la tarde, probablemente te sentaste solo en una mesa, charlaste un poquito con desconocidos, o te fuiste temprano por la falta de interacción con otros en un evento donde relacionarse y conectar con otros es, básicamente, la «atracción» principal. Puedes comenzar a cuestionarte si tu amigo se preocupa por ti y por qué se molestó en invitarte. Probablemente sientas la punzada del rechazo o el abandono.
Esta situación muestra solo una de las muchas maneras en que una persona puede experimentar soledad y la variedad de emociones que van de la mano. Otras situaciones en las que alguien puede experimentar soledad son las siguientes: luego de un divorcio o la pérdida de un ser amado, durante largos períodos de soltería y después de mudarte a un nuevo lugar. Pero ¡siempre hay buenas noticias! Sin importar la razón por la que puedes estar experimentando soledad, Dios promete que te ayudará a sobrellevarla. En el Salmo 72:12 promete que «librará al indigente que pide auxilio, y al pobre que no tiene quien lo ayude». Lo cierto es que nunca estamos solos: Cristo siempre está con nosotros (Mat. 28:20) así como Dios el Padre siempre estuvo con su Hijo (Juan 16:32).
Junto con el compañerismo que tenemos con nuestro Salvador, Dios también valora cuando nos permitimos conectar con otros seres humanos. Él nos creó con un deseo de compañerismo humano (Gén. 2:20). A veces la soledad que sentimos se debe a que nos aislamos del resto del mundo. Quizá no queremos interactuar con otros porque hemos sido lastimados por aquellos con quienes intentamos conectar en el pasado. Buscar conexiones humanas es un riesgo, pero uno que vale la pena tomar. En la lección de esta semana, profundizaremos en los temas del compañerismo y la soledad.
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Lecciones de Escuela Sabática para Jóvenes
Lección 3: Para el 20 de abril de 2019
CUÁNDO ESTAMOS SOLOS
2er. Trimestre 2019 – Las Etapas Familiares
Narración: Adan Vicente

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