Lección 3 | Lunes 15 de abril 2019 | Preparación para el matrimonio | Escuela Sabática Adultos

Lunes 15 de abril
PREPARACIÓN PARA EL MATRIMONIO
Uno de los mayores cambios que afronta una persona es cuando se casa. Por cierto, no todos se casan. Al fin y al cabo, Jesús, nuestro mejor ejemplo, nunca se casó, ni muchos otros personajes bíblicos tampoco.
Sin embargo, muchos se casan y, por lo tanto, la Biblia no calla sobre el matrimonio; que sin duda es uno de los mayores cambios en la vida.
La primera estructura social que se menciona en la Biblia es el matrimonio. Para Dios, el matrimonio es tan importante que las mismas palabras que dijo a Adán y a Eva en el Edén sobre el matrimonio aparecen en otros tres lugares de las Escrituras. “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Gén. 2:24; ver, además, Mat. 19:5; Mar. 10:7; Efe. 5:31). Estos versículos nos dicen que, una vez que una persona se casa, la relación más importante en su vida debe ser entre esta y su cónyuge, incluso más que con sus padres. Entre las razones por las que el matrimonio entre un hombre y una mujer es tan importante para Dios, es que tipifica la relación que existe entre su Hijo, Jesús, y la iglesia, su esposa (Efe. 5:32).
Al construir una casa, debemos detenernos a considerar el costo (Luc. 14:28-30); ¿cuánto más, para establecer un hogar? Una casa se construye con ladrillos y mortero, madera y hierro, alambre y vidrio. Pero un hogar se edifica con cosas que no necesariamente son materiales.
¿Qué criterios son fundamentales para todos los aspectos de la vida, pero especialmente para quienes se preparan para el matrimonio? 1 Corintios 13:4-8; Gálatas 5:22, 23.
La preparación para el matrimonio debe comenzar con nosotros en forma personal e individual. Al mismo tiempo, tenemos que observar cuidadosamente a nuestro futuro cónyuge, para ver si será un buen complemento para nosotros. ¿Es trabajador? (Prov. 24:30-34). ¿Tiene mal genio? (Prov. 22:24). ¿Compartimos creencias comunes? (2 Cor. 6:14, 15). ¿Cómo se sienten mi familia y mis amigos con mi futuro cónyuge? (Prov. 11:14). ¿Recurro a la fe o me baso únicamente en los sentimientos? (Prov. 3:5, 6). Las respuestas a estas preguntas pueden significar un futuro de felicidad o una vida entera de pesar.
Piensa en algunos buenos matrimonios. ¿Qué principios encuentras allí que también podrían aplicarse a otros tipos de relaciones interpersonales?
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Lecciones de Escuela Sabática para Adultos
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PREPARÉMONOS PARA EL CAMBIO
2er. Trimestre 2019 – Las Etapas Familiares
Narración: Carlos Martín

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