Lección 13 | Sábado 21 de septiembre del 2019 | Todo un orgullo | Escuela Sabática Jóvenes

UNA COMUNIDAD DE SIERVOS
«Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa. Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras» (Heb. 10:23,24).

SÁBADO 21 SEPTIEMBRE
TODO UN ORGULLO
Introducción | Mat. 17:28; Heb. 10:22-24
Juan se enorgullecía de su auto nuevo. Fuera de la novedad de ser propietario de su primer automóvil, también era una de esas personas que realmente valoraba las cosas por las que trabajaba duro. Se enorgullecía mucho de lavar y limpiar su auto él mismo, con la mayor atención a los detalles. Pasaba horas aspirando las alfombras, limpiando los asientos y encerándolo. Hasta compró equipamiento profesional para garantizar la máxima excelencia estética.
Lamentablemente, el auto de Juan no le servía a nadie más que a él mismo. Cualquier pasajero tenía que soportar comentarios despectivos cuando sus pies sucios ensuciaban las alfombras afelpadas, o cuando dejaban caer migas sobre los asientos. Juan no tenía problemas en negarse a llevar a familiares y amigos tan solo porque acababa de limpiar su auto y no quería que se volviera a ensuciar. Se quejaba del precio del combustible, si alguien le pedía ayuda. Su auto se convirtió en un ídolo al que le daba su devoción y compromiso. Sus allegados pronto llegaron a dudar de acercársele si se necesitaba su precioso auto. Lo peor es que el orgullo de Juan por su auto hacía que no se diera cuenta de que estaba siendo frío con las personas a las que se suponía que debía cuidar.
Como comunidad organizada de creyentes, a menudo nos encontramos en el lugar de Juan. Hacemos todo lo posible por equipar nuestras iglesias con todo lo necesario para su mantenimiento. Consumimos tanto para la condición física de la iglesia que perdemos de vista su propósito. La iglesia fue establecida para ser un faro en la comunidad, una luz brillante de esperanza, el cuerpo de Cristo totalmente involucrado en el servicio a los demás. Así como Cristo «no vino para que le sirvan, sino para servir» (Mat. 20:28), nosotros hemos de servir a otros. Ministrar -o servir- no se refiere solo a nuestra misión de enseñar, predicar y bautizar, sino también incluye responder a los clamores que piden ayuda en nuestras comunidades y suplir aquellas necesidades. Esta semana, recordemos nuestro verdadero propósito como cuerpo de Cristo. Busquemos acercar a otros a él. Que la iglesia no se consuma en el orgullo por lo que tiene, sino que se consuma en el camino a convertirse en una comunidad enfocada en la misión.
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ESCUELA SABÁTICA PARA JÓVENES
Lectura del folleto Joven
Lección 13: Para el 28 de septiembre del 2019
UNA COMUNIDAD DE SIERVOS
Tercer Trimestre 2019 – Servir a los necesitados
Narración: Adan Vicente

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