Lección 13 | Jueves 26 de septiembre del 2019 | Estimularnos a las buenas obras | Escuela Sabática Adultos

Jueves 26 de septiembre
ESTIMULARNOS A LAS BUENAS OBRAS
Incluso teniendo las mejores motivaciones e intenciones, y creyendo que estamos del lado de Dios y de la bondad, trabajar para el Señor puede ser difícil y desalentador. La tristeza y el dolor de nuestro mundo son reales. Esta es una de las razones por las que necesitamos una comunidad eclesiástica. Jesús ejemplificó este tipo de comunidad solidaria con sus discípulos. Rara vez enviaba a personas solas, e incluso cuando eso ocurría, pronto volvían a reunirse para compartir sus historias y renovar sus energías y su ánimo.
Lee Hebreos 10:23 al 25. Hebreos 10:25 es el más famoso de estos versículos. Por lo tanto, ¿qué agregan los dos versículos anteriores a nuestra comprensión del versículo conocido? ¿Cuáles son algunas de las formas en que podemos estimularnos “al amor y las buenas obras”?
En casi cualquier tarea, causa o proyecto, un grupo de personas que trabajan juntas puede lograr más que todas aquellas personas que trabajan individualmente. Esto nos recuerda una vez más la imagen de la iglesia como el cuerpo de Cristo (ver Rom. 12:3-6), en el que todos tenemos roles diferentes pero complementarios que desempeñar. Cuando cada uno aporta lo mejor de sí, pero lo hace de una manera que permite que sus influencias trabajen juntas, pueden confiar por la fe en que su vida y obra marcarán la diferencia para la eternidad.
Si bien los resultados son importantes cuando procuramos hacer lo correcto (los resultados se relacionan con la gente y su vida), a veces tenemos que confiar en Dios para los resultados. Cuando trabajemos para aliviar la pobreza, para proteger a los vulnerables, para liberar a los oprimidos y para defender a quienes no tienen voz, veremos poco progreso. Pero tenemos la esperanza de estar trabajando para una causa mucho mayor y que inevitablemente será victoriosa: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gál. 6:9, 10; ver, además, Heb. 13:16).
Por eso se nos llama a alentar (literalmente, a infundir coraje) a los demás. Vivir fielmente es a la vez dichoso y difícil. Nuestro Dios de justicia y nuestra comunidad de justicia son nuestro mayor sostén y la razón por la que invitamos a los demás a sumarse.
¿Conoces o sabes de alguien que trabaje habitualmente para aliviar el sufrimiento de los demás? ¿Cómo podrías animar a esa persona o grupo en la buena obra que realiza?
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LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
Lectura del Folleto de Adultos
Lección 13: Para el 28 de septiembre de 2019
UNA COMUNIDAD DE SIERVOS
Tercer Trimestre 2019 – Servir a los necesitados
“Uno de estos mis hermanos más pequeños”
Narración: Carlos Martín

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