Notas de Elena | Lunes 10 de junio 2019 | El poder de la cultura en la familia | Escuela Sabática

Lunes 10 de junio: El poder de la cultura en la familia
Abrahan había aceptado sin hacer pregunta alguna la promesa de un hijo, pero no esperó a que Dios cumpliese su palabra en su oportunidad y a su manera. Fue permitida una tardanza, para probar su fe en el poder de Dios, pero fracasó en la prueba. Pensando que era imposible que se le diera un hijo en su vejez, Sara sugirió como plan mediante el cual se cumpliría el propósito divino, que una de sus siervas fuese tomada por Abrahán como esposa secundaria. La poligamia se había difundido tanto que había dejado de considerarse pecado; violaba, sin embargo, la ley de Dios y destruía la santidad y la paz de las relaciones familiares.
El casamiento de Abrahán con Agar fue un mal, no solo para su propia casa, sino también para las generaciones futuras (Patriarcas y profetas, p. 141).
Los hijos de Jacob fueron…afectados, en una medida, por la idolatría. Dios no aprobó la conducta cruel, vengativa de los hijos de Jacob hacia los habitantes de Siquem. Jacob no se enteró de su propósito hasta que su obra de crueldad ya se había cumplido. Él reprochó a sus hijos, y les dijo que le habían hecho un gran mal a él, pues ahora sería despreciado entre los habitantes de toda la tierra. Y por causa de sus acciones, las naciones que lo rodeaban manifestarían su indignación destruyéndolo a él y a su casa. En su angustia, Jacob clamó a Dios nuevamente…
Jacob fue humillado, y requirió que su familia se humillara y se despojara de todos sus adornos, pues él iba a hacer expiación por los pecados de ellos ofreciendo un sacrificio a Dios, para que él les concediera su favor y no quedaran abandonados para ser destruidos por otras naciones. Dios aceptó los esfuerzos de Jacob para quitar el mal de su familia, se le apareció, lo bendijo y renovó la promesa que le había hecho, porque el temor de Dios estaba delante de él (Spiritual Gifts. vol. 3, pp. 136, 137; parcialmente en Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, tomo 1, p. 1110).
El pesar de Esdras y de sus asociados por los males que se habían infiltrado insidiosamente en el mismo corazón de la obra de Dios, produjo arrepentimiento. Muchos de los que habían pecado quedaron profundamente afectados. «Y lloraba el pueblo con gran llanto». Esdras 10:1. Empezaron a comprender en forma limitada el carácter odioso del pecado, y el horror con que Dios lo considera. Vieron cuán sagrada es la ley promulgada en el Sinaí, y muchos temblaron al pensar en sus transgresiones…
Uno de los presentes, llamado Sechanías… propuso que todos los que habían transgredido se comprometieran ante Dios a abandonar su pecado, y a ser juzgados «conforme a la ley».
Tal fue el comienzo de una reforma admirable. Con infinita paciencia y tacto, y con una cuidadosa consideración de los derechos y el bienestar de todos los afectados, Esdras y sus asociados procuraron conducir por el camino correcto a los penitentes de Israel. Sobre todo lo demás, Esdras enseñó la ley; y mientras dedicaba su atención personal a exa-minar cada caso, procuraba hacer comprender al pueblo la santidad de la ley, así como las bendiciones que podían obtenerse por la obediencia (Profetas y reyes, p. 458).
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Notas de Elena G. de White
Lecciones de Escuela Sabática para Adultos
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FAMILIAS DE FE
2er. Trimestre 2019 – Las Etapas Familiares
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