Lección 9 | Jueves 30 de mayo del 2019 | Pérdida de la libertad | Escuela Sabática Jóvenes

JUEVES 30 DE MAYO
PÉRDIDA DE LA LIBERTAD
Opinión: Luc. 16:13; Rom. 6:16
En la Creación la humanidad recibió la habilidad de razonar, analizar y tomar decisiones sobre qué o a quién obedecer, haciéndose así siervos de Dios o del hombre (Luc. 16:13). Incluso las áreas pequeñas en las que elegimos ser obedientes nos hacen siervos ya sea positiva o negativamente. Esta es la forma en que el cerebro desarrolla un hábito.
Los neurocientíficos han determinado que las conductas y las decisiones de hacer hábitos ocurren en dos partes diferentes del cerebro. Cuando las conductas son automáticas, la parte del cerebro que toma decisiones básicamente se va a dormir y, de esta forma, crea un hábito. Por medio de una serie de microdecisiones, construimos hábitos y creamos «vínculos» con un lado o el otro, y con el tiempo repetimos esas decisiones tan a menudo que el cerebro actúa en piloto automático, y así elegimos la libertad o la esclavitud. Jesús amonesta en Lucas 16:13 que nadie puede servir a dos señores. Cuando construimos hábitos estamos eligiendo a quién servir. Este servicio puede no ser evidente para otros: pero Dios mira nuestro corazón y somos atraídos a él con cuerdas de amor, o estamos aliados con el maligno, entregando nuestra libertad con cada mala elección.
Esta pérdida de libertad puede manifestarse en muchas formas diferentes. Malas decisiones relaciónales pueden llevar a la pérdida de la confianza; malos hábitos alimenticios pueden llevar a una pérdida de la salud: y malas decisiones de mayordomía pueden llevar a una pérdida de recursos (naturales, financieros, humanos). Aunque inicialmente quizá no se sienta que estas pérdidas tienen alguna consecuencia, resultan en una pérdida de nuestra libertad. Esta pérdida de libertad crea un abismo entre nosotros y Dios, y está en oposición directa a su voluntad. De la misma manera, cuando Eva tocó, consumió y compartió la fruta, se creó una división familiar que podría ser restaurada solo por medio del sacrificio máximo en la familia. Por medio de la separación y la pérdida, el sentimiento de culpa (reconocer las faltas de uno mismo) es un regalo de nuestro Padre amante por su Espíritu (Sal. 32:1-5). Es por medio de este don como podemos arrepentimos honestamente y depender de su poder redentor para restaurarnos a la justicia. El Espíritu Santo de Dios es como un lente a través del cual podemos ver cuándo hemos caído de la gloria de Dios, el primer paso hacia la restauración.

PARA PENSAR Y DEBATIR
Así como el pecado es parte de este mundo, también lo es una pérdida de libertad espiritual y literal. ¿Qué podemos hacer para identificar cuando las decisiones más pequeñas están creando una separación entre nosotros y Dios?
Una vez que hemos identificado nuestras faltas, ¿cuál es el siguiente paso para la restauración?
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Lecciones de Escuela Sabática para Jóvenes
Lección 9: Para el 1 de junio de 2019
TIEMPO DE PERDER
2er. Trimestre 2019 – Las Etapas Familiares
Narración: Adan Vicente

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