Lección 7 | Domingo 11 de agosto del 2019 | La misión | Escuela Sabática Jóvenes

DOMINGO 11 AGOSTO

LA MISIÓN

Logos:  Isa. 61:1,2; Luc. 1:46-55; Mat. 5:1-12:21; Fil. 2:7,8

EL CÁNTICO DE MARÍA (LUC. 1:46-55)

María recibió una gran tarea: ¡sería la madre de Jesús! Tenía que educar al Salvador del mundo y enseñarle cómo hacer cosas simples, como comer, caminar y hablar. Uno solo puede imaginarse cómo debió haberse sentido María. Tenía un regalo de Dios que venía con una responsabilidad y, como joven madre, no era una tarea fácil. Sin embargo, la Biblia dice en Lucas 1:46 al 55 que María alabó a Dios. De hecho, glorificó su nombre porque la había bendecido, y ‘a los hambrientos los colmó de bienes» (vers. 53). El Señor otorgó gozo a su cuerpo y su alma. María tenía un regalo, una misión, pero ese regalo venía con una responsabilidad. Hoy tenemos el mismo regalo, y la misma misión: el hermoso regalo de conocer a Jesús. Al mismo tiempo, ese regalo viene con la responsabilidad de compartirlo con otros. No importa la raza, el sexo o el estado financiero, la responsabilidad de compartir ese regalo permanece igual.

SU MISIÓN (ISA. 61:1, 2)

Jesús vino a esta Tierra por amor. Vino a salvar, a perdonar, y a servir. Jesús fue enviado para vendar al abatido, para proclamar libertad a los cautivos y para liberar a los prisioneros de las prisiones de oscuridad (Isa. 61:1,2). Su misión era proclamar a todos que el Reino de los cielos está cercano (Mat. 10:7,8). Cuando Jesús salva a una persona, redime cada aspecto de su vida. Incluso si estaba enferma, pobre, llena de pecado o en cualquier otra condición, salvarla y transformarla en una nueva persona eran aspectos igualmente importantes en su misión. Hizo todo esto por medio del amor que venía del Padre celestial, y eso es lo que a veces nos cuesta entender.

¿Cómo puede ser que un Dios todopoderoso me ame? ¿Cómo puede ser que él, que creó todo el universo, se preocupe por mí, si soy salvo o no? Dios envió a su Hijo a la Tierra con una misión. Dios quiere que entiendas que te ama y que haría lo que fuera para que seas salvo. Él dice: «Vengan, pongamos las cosas en claro […]. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana!» (Isa. 1:18). Jesús vino a sanarnos física y espiritualmente. Vino a sanarnos y a liberarnos de nuestra esclavitud física y espiritual. Jesús vino a servir.

JESÚS SANA (MAT. 12:15-21)

Estar enfermo no solo es difícil, sino también caro. En muchas sociedades, solo los que tienen cobertura médica o mucho dinero pueden acceder a una prestación médica apropiada: el resto tiene que combatir sus enfermedades solo. Jesús sanaba a todos: no le Importaba si eran importantes o no, o si tenían cobertura médica. Todo lo que le importaba era la fe de ellos: si tenían fe en que él los podía sanar, lo hacía. Tal fue el caso del centurión, historia que se encuentra en Mateo 8:5 al 13.

El centurión acudió a Jesús para pedirle que sanara a su siervo, y cuando Jesús le preguntó si quería que fuera a su casa para sanarlo, el centurión respondió: «Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano» (vers. 8). El centurión tenía fe en Jesús, y fue recompensado por su fe.

Jesús también sanó aun hombre que nació ciego (Juan 9). Las personas creían que era ciego por los pecados de sus padres. Jesús lo sanó y luego le preguntó si creía en el Hijo del Hombre. Él respondió:

-¿Quién es, Señor? Dímelo, para que crea en él.

-Pues ya lo has visto -le contestó Jesús-; es el que está hablando contigo.

-Creo, Señor -declaró el hombre. Y, postrándose, lo adoró (vers. 36-38).

Dios sanó a las personas porque ellos creían que él lo haría.

LA CRUZ DE CRISTO (ISA. 53:3-6)

Jesús vino a ayudar a los necesitados. Isaías 53:3 al 6 describe lo que Jesús tomó sobre sí mismo para ayudar a los necesitados. Jesús fue despreciado y rechazado; tomó nuestro dolor y sufrimiento para que nosotros no tengamos que hacerlo. «Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados» (vers. 5). ¿Cómo pueden las heridas sanarnos? ¿Cómo puede venir la salvación del sufrimiento de otro?

Su sacrificio nos salva porque él vivió una vida sin pecado. Jesús nos mostró que la salvación es para todos los que creen y para quienes aceptan su cruz. Cuando Jesús ascendió al cielo, nos dejó una misión: «Este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mat. 24:14). Su misión era contar a todos sobre el Reino de su Padre, y lo hizo sirviendo a los demás. Jesús fue tentado, herido y crucificado por toda la raza humana, para que todos pudiéramos ser salvos. Es nuestro turno de continuar esa misión y, como Simón de Cirene, llevar la cruz para contarles a todos sobre su Segunda Venida. Pongamos las cosas en claro, y humillémonos en preparación para su Venida.

PARA PENSAR Y DEBATIR:

¿Por qué a veces limitamos el círculo de personas a las que ayudamos?

¿Cómo podemos llevar a cabo la misión de Jesús en la sociedad moderna?

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ESCUELA SABÁTICA PARA JÓVENES

Lectura del folleto Joven

Lección 7: Para el 17 de agosto de 2019

JESUS Y LOS NECESITADOS

Tercer Trimestre 2019 – Servir a los necesitados

Narración: Adan Vicente

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