Lección 5 | Domingo 28 de julio del 2019 | Hacer justicia | Escuela Sabática Jóvenes

DOMINGO 28 JULIO
HACER JUSTICIA
Logos: 1 Sam. 8:5-18; Isa. 1:15-11:5; Isa. 42:1-59:20; Eze. 16:49; Eze. 34:2-16; 47:13- 48:29; Amos 1:3-9:15; Miq. 2:8-7:20 AMÓS 1:3-9:15
El mensaje de la justicia permea los escritos de los profetas hebreos. Aunque Amos era solo un pastor, y no estaba entrenado como un profeta ni un hijo de profeta (Amos 7:14), fue llamado a comunicar la Palabra del Señor. «El león ha rugido, así que, ¿quién no tiene miedo? El Señor Soberano ha hablado, así que, ¿quién puede negarse a proclamar su mensaje?» (Amos 3:8, NTV). El mensaje que él da es de juicio contra las naciones: entrega a cada nación un relato de sus pecados y el juicio que enfrentarán a causa de ellos. La fórmula que se repite: «Por tres pecados […] y por el cuarto» (RVR 95), Indica que los pecados de las naciones habían llegado a su plenitud y se estaban derramando. Aquí vemos a Dios, como juez de todas las naciones, ejecutando un juicio justo. Los pecados enumerados incluyen la esclavitud, aprovecharse de los pobres, oprimir al vulnerable, y otros pecados contra la humanidad.
Dios juzga porque Dios ama: él no puede permanecer en silencio ante la injusticia. Y tampoco puede hacerlo su pueblo. Pero aquí encontramos que Judá e Israel están incluidos en la lista de naciones que enfrentarán el juicio de Dios. La Ley de Dios confiada a ellos debería haberlos hecho una luz para las demás naciones: pero en vez de eso, encontramos que Israel era, entre todas las naciones, la que tiene la lista de pecados más larga. Cuando se alejaron de la Ley de Dios no solo pecaron contra Dios, sino también maltrataron a las personas más vulnerables que vivían entre ellos.
No hay palabras de esperanza que maticen el mensaje de juicio de Amos. Se le dice a Israel que irá cautivo (Amos 7:11). En lugar de responder con arrepentimiento, ellos se resisten con orgullo al mensaje del Señor por medio de Amos, y así aseguran aún más su destrucción (9:10). Pero el Dios que juzga permanece fiel a su pacto, incluso cuando Israel lo ha roto. Amos termina anticipando un día en que Dios traerá a su pueblo del cautiverio (vers. 14,15). Sus pecados recibirán su juicio, pero al final el juicio servirá para restaurar al pueblo de Dios a sí mismo.

MIQUEAS 3:8-12: 6:6-8
Miqueas, como Amos, tiene una palabra de juicio para todo el mundo (Miq. 1:2), que se dirige, en particular, al pueblo de Israel (vers. 5). Dios identifica que su pueblo «se ha levantado como enemigo» por la manera en que maltrata a los forasteros, a las mujeres y a los niños (Miq. 2:8,9, RVR 95). Todos los dirigentes son corruptos. Incluso los sacerdotes y los profetas, que deberían servir para dirigir al pueblo de regreso al camino de Dios, han comprometido su mensaje por obtener prosperidad material (Miq. 3:9-12). Ellos encuentran un falso consuelo porque el Templo de Dios está entre ellos, y dicen: «¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá sobre nosotros ningún mal» (vers. 11, RVR 95).
Miqueas expone sus pecados y los lleva a preguntarse cómo pueden hacerse dignos ante Dios: «¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? […] ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?» (Miq. 6:6, 7, RVR 95). Su respuesta indica que se han vuelto cautivos del pensamiento de las naciones que los rodeaban, creyendo que los dioses debían ser aplacados multiplicando los sacrificios. Pero el Señor requiere otra cosa: “Hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu Dios» (vers. 8, RVR 95). Dios desea un cambio completo de rumbo en la persona.
El pecado corrompe la manera en que nos relacionamos con otros, con nosotros mismos y con Dios, y el orgullo toma el lugar del amor. Miqueas nos recuerda que Dios busca restaurar la relación adecuada con los demás (hacer justicia), con nosotros mismos (amar misericordia) y con él (humillarte). Al final, Dios nos está llamando a vivir como imitadores de la imagen divina, ya que él mismo es quien hace justicia, ama misericordia y desea humillarse con su pueblo, al punto de que condescendió a nacer en Belén como niño (Miq. 5:2). Es por medio de su sacrificio máximo que podemos llegar a tener una relación correcta con Dios y con la humanidad.

PARA PENSAR Y DEBATIR
Identifica los pecados de las naciones enumerados en Amos 1 y 2. ¿Qué pecados podría enumerar Dios si anunciara un juicio para su pueblo hoy?
¿Qué significa “hacer justicia, amar misericordia y humillarse ante tu Dios» (Miq. 6:8)? Escribe una breve descripción para cada una.
¿Dónde más encuentras el llamado a hacer justicia en los escritos de los demás profetas hebreos?
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