Lección 3 | Miércoles 17 de abril 2019 | ¿Preparado para el nacimiento o la crianza? | Escuela Sabática Jóvenes

MIÉRCOLES 17 DE ABRIL
¿PREPARADO PARA EL NACIMIENTO O LA CRIANZA?
Cómo hacer: Jue. 13:7; 1 Sam. 1:27; Luc. 1:6,13-17,39-55
Se dice que «fracasar en prepararse es prepararse para fracasar». Bueno, en la crianza no es diferente. Cuando miramos la paternidad en nuestra sociedad, parece que la paternidad solo es prepararse para el nacimiento de un hijo, y así se falla en reconocer que es una inversión de toda la vida. La vida es preciosa; es un don divino y una bendición de Dios.
Muchas familias luchan con el pensamiento y la realidad de no poder tener hijos propios. ¿Podría ser una maldición? ¿Podría ser una bendición disfrazada? ¿Podría ser un período de espera? Sea cual fuere la razón, la Biblia nos cuenta sobre una mujer llamada Ana que oró fervientemente a Dios por un hijo (1 Sam. 1:27), y por la gracia de Dios, su pedido le fue otorgado.
Muchas veces, luego del nacimiento de un niño, los padres se relajan en las fervientes oraciones diarias por sus hijos y no les inculcan con firmeza y amor los estándares cristianos correctos desde la primera infancia; así preparan el camino para mucha tristeza. Aquí hay algunos pasos para prepararse para la crianza, tanto antes como después del nacimiento:
Ora y escucha la dirección de Dios. La madre de Sansón recibió instrucciones claras para la crianza de Sansón: «Pero me dijo: Concebirás y darás a luz un hijo. Ahora bien, cuídate de no beber vino ni ninguna otra bebida fuerte, ni de comer nada impuro, porque el niño será nazareo, consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte» (Jue. 13:7). Dios nos habla por medio de su Palabra; y así como los padres de Sansón obedecieron los mandatos de Dios, también deberían hacerlo todos los padres.
Permanece conectado a Dios y desarrolla un carácter como el de Cristo. Las acciones hablan más fuerte que las palabras; así, los padres deberían permanecer en una relación cercana con Dios para modelar el carácter cristiano que desean que sus hijos desarrollen. Como Elisabeth y María, su relación con Dios debería estimular alabanzas naturales a Dios por sus bendiciones (Luc. 1:37-55).
Continúa entrenando. Deuteronomio 6:7 les recuerda a los padres que nunca dejen de enseñar y guiar a sus hijos en los caminos de la justicia. Y al hacerlo, la luz de la presencia de Dios irradiará en la vida de los padres y los hijos, y podrán ganarse almas para el Reino de Dios.

PARA PENSAR Y DEBATIR
¿Por qué hay una gran necesidad de la dirección de Dios en la preparación para y durante la crianza?
¿Cómo podemos prepararnos mejor para ser los mejores padres que podamos ser?
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