Lección 11 | Martes 11 de junio 2019 | No dejar piedra sin mover | Escuela Sabática Jóvenes

MARTES 11 DE JUNIO
NO DEJAR PIEDRA SIN MOVER
Evidencia: 1 Sam. 17:12-29
Las relaciones entre hermanos están entre las relaciones más complejas. La segunda relación familiar narrada en la Biblia con detalles específicos es la de los hermanos. El mal manejo de Caín de sus emociones para con Abel llevó al primer asesinato registrado de la humanidad. Este relato bíblico sirve como un poderoso caso práctico sobre cómo la aprobación y el conflicto pueden revolver respuestas irracionales, especialmente entre hermanos.
El Valle de Elá tiene una importancia única en la emergencia del personaje bíblico David. Es allí donde él enfrenta y vence al gigante de Gat, Goliat. La confrontación de David con el arma secreta del ejército filisteo se enfrenta a la preparación estratégica y la precisión de un experto pastorcito; su arma elegida fueron «cinco piedras lisas» (1 Sam. 17:40). Una investigación más profunda revela que aunque la batalla física presenta una dosis significativa de adversidad, la presión adicional de la discordia fraternal acecha de fondo.
El diálogo entre David y Eliab (vers. 28, 29), el mayor de los hijos de Isaí, revela hostilidad. David tiene suficiente edad para luchar, pero no para enlistarse en el ejército israelita. Es más, su currículum de combate incluye solo las tareas de pastor. Aunque David está confiado en su habilidad de enfrentar al gran gigante, un personaje inusual cuestiona sus motivos. ¿Quién mejor para corregirlo que su hermano mayor? SI Eliab no podría convencerse de su habilidad y sinceridad, ¿por qué cualquier otra persona debería hacerlo?
Para David, la batalla comienza antes del valle, ya que él «no devolvió queja con queja: con una respuesta suave alejó la ira de su hermano. […] Quienes emprenden grandes servicios públicos no deben pensar que es extraño ser reprobados y opuestos por aquellos de quienes tenían razón para esperar apoyo y asistencia; sino deben avanzar humildemente en su obra, no solo ante las amenazas de enemigos, sino también ante el desprecio y las sospechas de amigos».’
No se ganaría nada con una respuesta impulsiva, pero todo correría peligro si se convirtiera en el centro de atención. La batalla que David gana en esta rivalidad fraterna es solo el comienzo de la victoria que ganaría ese día. Cuando somos confrontados, a menudo lanzamos las «piedras» de palabras emocionales. Pero la victoria de David nos enseña a practicar el control.
‘ Matthew Henry, Matthew Henrys Commentary on the Whole Bible: Complete and Unabridged in One Volume (Peabody, Massachusetts: Hendrickson, 1991), p. 413.

PARA PENSAR Y DEBATIR
Como hermanos y hermanas en Cristo, ¿experimentamos rivalidad fraternal en nuestra iglesia?
¿Podrían nuestras peleas poner en peligro la misión suprema de nuestra iglesia?
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Lecciones de Escuela Sabática para Jóvenes
Lección 11: Para el 15 de junio de 2019
FAMILIAS DE FE
2er. Trimestre 2019 – Las Etapas Familiares
Narración: Adan Vicente

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