Bosquejo | Lección 6 | De la arrogancia a la destrucción | Escuela Sabática Pr. Edison Choque

Bosquejo 6
Se dice que Napoleón, en la cumbre de su carrera, dio una respuesta cínica a alguien que le preguntó si Dios estaba del lado de Francia, el respondió: “Dios está del lado del que tiene la artillería más pesada”. Entonces ocurrió la batalla de Waterloo, en la que Napoleón perdió tanto la batalla como su imperio.
El propósito de la lección de esta semana es reconocer que Dios es capaz de realizar su soberana voluntad a pesar del hombre.
Bienvenidos al bosquejo de la lección de la Escuela Sabática, estamos en la lección 6, y el titulo de la lección de esta semana es: “De la arrogancia a la destrucción”
Veremos dos asuntos en el bosquejo de esta semana:
1. Una fiesta y un mensaje
2. Un intérprete y un juicio
I. Una fiesta y un mensaje.
Tres asuntos en relación a la fiesta y el mensaje en la pared:
1. Presunción.
Un asunto que intriga en la historia es la masiva celebración. Considerando que Babilonia estaba rodeada por el ejército medo persa, uno se pregunta qué pudo haber motivado al rey a dar una fiesta bajo tales circunstancias inapropiadas y peligrosas.
Cualquiera que haya sido la motivación, la fiesta revela a un gobernante arrogante y necio, incapaz de comprender la realidad y actuar en consonancia con ella.
2. Profanación.
En una demostración de arrogancia extrema, el rey ordenó que los utensilios del Templo de Jerusalén fueran traídos al banquete para servir al rey como vasos.
Al usar de forma blasfema los utensilios del Templo, probablemente intentaban burlarse del Dios de Judá y mostrar la superioridad de los dioses de Babilonia. Fue realmente un acto de desafío directo al Dios de Israel.
Dios no podía permanecer ajeno a la disolución moral, la adoración degradada y la profanación de los vasos del Templo. Entonces vino el juicio.
3. El mensaje
Cuando la celebración estaba en pleno apogeo, y el rey y sus huéspedes alababan a sus dioses inservibles, de repente dedos sobrenaturales comenzaron a escribir un mensaje críptico en la pared del palacio.
Mientras el rey contemplaba esa mano sin cuerpo que estaba escribiendo sobre la pared, quedó aterrorizado y, como dice (Dan. 5:6) “se debilitaron sus caderas y sus rodillas daban la una contra la otra”
Invocó a sus magos, pero no pudieron explicar la escritura sobrenatural.
La reina vino al palacio y le recordó al rey de alguien que podía interpretar la escritura en la pared: en el cual “mora el espíritu de los dioses”. (Dan. 5:11) Aunque ella pudo haber usado la frase en un sentido pagano, la frase expresa la verdad de que el Espíritu Santo empoderó la vida y el ministerio de Daniel en Babilonia.
II. Un intérprete olvidado y un juicio
Cuando Daniel se presentó delante del monarca, este le preguntó:
“¿Eres tú aquel Daniel de los hijos de la cautividad de Judá, que mi padre trajo de Judea? (Dan. 5:13).
Ese discurso con tono condescendiente suena a prejuicio o a racismo. Esta mentalidad condujo a Belsasar a “olvidar” que el “cautivo de Judá” había servido como uno de los más altos oficiales de Babilonia y uno de los consejeros más cercanos de Nabucodonosor.
Luego, Daniel rehúsa la recompensa por su servicio, porque podría ser comprendida como una presión para entregar una interpretación favorable.
Pero, antes de dar la interpretación, Daniel ofreció un largo preámbulo, recordando al rey su propia historia familiar.
Finalmente, el profeta acusa a Belsasar por no haber aprendido de la experiencia de su padre.
Los pecados de Belsasar, según Daniel, fueron los siguientes:
Falta de humildad, orgullo, exaltación contra Dios, profanación de los vasos del Templo, idolatría, y no dar la gloria a Dios.
El mensaje de la pared:
Daniel lee las palabras como participios pasivos:
Mene (contado),
tekel (siclo, pesado),
parsim (es plural de peres, media mina, o dividido).
Entonces la interpretación fue la siguiente:
‘Mene’: Contó Dios tu reino y le ha puesto fin.
‘Tekel’: Pesado has sido en balanza y hallado falto.
‘Peres’: Tu reino ha sido roto [dividido] y dado a los medos y a los persas”

La interpretación de Daniel obtuvo su confirmación esa misma noche.
Los medopersas, dominaron a los babilonios y mataron a Belsasar.
Juicio:
Babilonia reaparece en Daniel 11 y con plena fuerza en el libro de Apocalipsis.
De hecho, la profanación de los vasos del Templo que hizo Belsasar fue apenas una sombra del asalto espiritual de Babilonia a la verdadera adoración y al Santuario celestial de Dios. Pero, como su contraparte histórica, la Babilonia del tiempo del fin finalmente será eliminada por el Reino eterno de Dios (Apoc. 14:8; 16:19; 17:5; 18:2, 10, 21).
Aplica:

Por ejemplo, parece claro que la profanación de lo que pertenece a Dios es un desafío directo a su autoridad.
Esto nos recuerda cómo deberíamos manejar ciertas cosas que le pertenecen, tales como nuestros recursos, diezmos, ofrendas, cuerpos y afectos.
Dios reclama autoridad sobre todas estas cosas, y deberíamos manejarlas como vasos santos.

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